miércoles, 9 de diciembre de 2009

La Legion que nunca fue...

Mi actual estado convaleciente (ahora mismo estoy en cama con un esquince en el pie que me tiene recluido) me permite aprovechar para darle un poco mas de vida a esto (bueno, hemos pasado de una actualización al año por una cada seis meses...) Un reciente back-up de mi ordenador personal para actualizarlo me ha servido para encontrar cosas que casi tenia olvidadas. Asi que vamos a aprovechar todas estas circunstancias para crear una nueva entrada.

Todos habeis visto ya mis ilustraciones y en las dos entradas anteriores habeis podido leer otra faceta mía mas creativa, fuera de las ilustraciones estáticas. Pero Campeones del Viejo Mundo no es la primera vez que escribo un fan-fic (creo que ya lo he comentado). Escribí para Pendragons y en una ocasión presente una propuesta para el Universo DC que no encajaba con la continuidad de la pagina. Con el anuncio del proximo evento en DC comics que terminará por revitalizar a la maltrecha Legión en el proximo 2010, creo que es el momento que vea luz. Con vosotros... La Legion que nunca fué.





“Entendiendo el Gran Colapso.

Durante gran parte del siglo xxx, las economías de La Tierra y de la mayoría de los principales mundos de los
Planetas Unidos parecían virtualmente invulnerables. Todo indicaba que la ciencia y la tecnología habían alcanzado un punto donde la producción de los bienes esenciales de la galaxia podía ser fácilmente satisfecha con una fracción del potencial de esta avanzada sociedad; pero algo fue mal en el año 2.989 y la mayoría de los mundos de los planetas unidos se precipitaron a una depresión económica no vista desde la implosión del año 2.911.

¿Qué ocurrió?...”


- Zzzzzzz…Zzzzzzzz…
- BARTHOLOMEW ALLEN!!!!!. ¿Se puede saber qué estás haciendo?. ¡¡¡¡Despierta inmediatamente!!!!.

¿Por qué tiene que gritar tanto? Del salto que di casi atravieso el casco de la nave. Así aprenderé a disimular mejor cuando mi abuela me obligue a leer durante todo el viaje aburridos tratados de historia y economía interplanetaria. Si ya de por sí son aburridos, imagínate si tu mente pudiese ir miles de veces más rápido que un humano normal…

Es un buen truco para estos momentos: “cambio” de velocidad y el mundo alrededor mío se paraliza. Es gracioso ver cómo todo queda detenido en el espacio: la preciosa azafata continúa, amablemente, ofreciendo los productos del carrito de bebidas mientras el gordo del asiento exterior intenta mirar disimuladamente dentro de su escote, el niño estúpido de la tercera fila lanzará durante horas una bola de papel masticada contra la calva del viejo de la sexta fila y mi abuela se desgañitaría si sostuviese durante horas de ese modo sus reproches… pero no lo hace durante horas. Sólo me lo parece a mí. Y mientras mantenga esta velocidad nunca llegaremos a nuestro destino. Y yo no tengo tanta paciencia.

Poco a poco dejo que el mundo “regrese” a su velocidad normal. Mi abuela continúa lanzándome sus reproches. Y lo peor de todo es que sé que tiene razón. Todo ha sido muy difícil para ella desde que tuvimos que abandonar la Tierra. Aunque todos me repitan que el gobierno terrestre estaba controlado por el Dominion, en mi interior no puedo perdonar que ellos mataran a sangre fría a mi madre. El Dominion no apretó el gatillo que terminó con su vida. Ellos no lo hicieron. Y ella también lo sabe. Por eso ni su abuela ni él habían regresado.

Dejo que mi abuela continúe gritando mientras observo cómo nos vamos acercando al planeta. No es tan efectivo como “acelerar” pero al menos así, en algún momento, la bronca se terminará. Y si le va bien al resto de los adolescentes del universo, ¿por qué a mi no? La nave comienza las maniobras de aproximación, así que al menos nos quedan dos horas hasta que lleguemos al espacio-puerto. Dos horas más hasta que pueda de nuevo sentir tierra firme bajo mis pies. Para el resto de los humanos resultan claustrofóbicos estos viajes interplanetarios, pero imagínate si fueseis como yo, con la capacidad de correr más rápido que el viento; ¿de qué te sirve tanta velocidad en un espacio tan reducido como una nave? Siempre estoy ansioso por llegar a los planetas para poder correr en libertad. Para correr como papá.



“Los espacio-puertos de los mundos exteriores no son tan impresionantes como los de los planetas del interior del territorio de los Planeta Unidos, pero aún así resulta asombroso observar las gigantescas naves-carguero realizando las maniobras de aterrizaje con tanta precisión. Un espacio-puerto es un lugar hecho a lo grande. Gigantescas grúas manejan los pesados contenedores cargados de los más variados productos como monstruosas arañas, paseando indiferentes mientras decenas de vehículos y centenares de personas circulan bajo sus pies como si fuesen hormiguitas. Si algún lugar en la galaxia puede enorgullecerse de ser un auténtico crisol de culturas, ese es un espacio-puerto, donde puedes tropezarte con cualquier raza conocida o encontrar aquello que siempre has estado buscando y nunca habías encontrado.

Las autoridades recomiendan la máxima precaución si visitan estos lugares. En estas regiones la presencia de la policía científica es meramente testimonial y los ataques de piratas y merodeadores suelen ser habituales”.


Guía del Autoestopista Galáctico. Edición 2999



- Sujetaos los cinturones, amigos. Berta suele ponerse… revoltosa en estas ocasiones. ¡¡Jejejeje!!.

“Berta” es el cariñoso nombre que el viejo de Hank le puso a su vieja lanzadera. Era el nombre de su antigua mujer, muerta ya hace años durante los primeros años de colonización de estos sistemas. Uno de los peligros a los que deben enfrentarse los colonos de nuevos mundos es la presencia de bacterias desconocidas hasta ese momento y ambos lo sabían cuando se embarcaron. Todos sabemos que la echa de menos y le oímos susurrarle a la nave como si se tratase de su mujer. El bueno y viejo de Hank…

Ciertamente, la vieja Berta gruñe y se queja mientras atraviesa las capas más externas de la atmósfera. Ha sido un viaje largo desde nuestra colonia y la pobre sólo quiere descansar; pero es la única nave en centenares de kilómetros que es capaz de “saltar” y la alternativa se convertiría en un viaje demasiado largo y costoso. Observo por el rabillo del ojo como Sam y Louis cruzan los dedos y se encomiendan a sus dioses, visiblemente nerviosos. ¿Por qué estoy yo tan tranquilo?. ¿He hecho ésto antes?. Ojalá pudiese recordarlo…

Sam me hace señas para que me asome por las escotillas una vez estabilizada la nave. Hasta donde yo recuerdo es la primera vez que visito un planeta distinto de mi hogar y por lo que parece, la experiencia resulta siempre excitante para todos. Poco a poco, Hank inicia las maniobras de aproximación al espacio-puerto. Naves menores llegan sin cesar posándose junto a los cargueros, llenas de alimentos, minerales o productos manufacturados procedentes de decenas de colonias como la nuestra, recursos que desde aquí serán redistribuidos por toda la galaxia a cambio de lo más indispensable para sobrevivir, lejos de las comodidades de los planetas interiores. Medicinas, combustible o piezas de recambio para la maquinaria se convierten aquí en elementos que pueden definir la diferencia entre la supervivencia o la muerte. Estos viajes son realmente importantes y me siento muy honrado que, después de llevar tan poco tiempo entre ellos, hayan confiado en mí para participar en uno de ellos.

Os diré lo que mejor recuerdo de este viaje: el olor. El aire de cada mundo, debido a los ligeros cambios de su composición, tiene un olor diferente. Tardas varios minutos en acostumbrarte a él. Y si encima a ese olor le unes el de resto de carburante, grasa, animales de granja y sus excrementos, así como todo tipo de frutas, verduras y flora, la combinación puede ser explosiva. Sam y Louis me arrastran entre la multitud camino de la oficina de aduanas, mientras a mi alrededor un galimatías compuesto por decenas de lenguas diferentes habladas por decenas de razas diferentes se fundía con el estruendo de la maquinaria trabajando. Sólo el rudo impacto contra una masa medio-gelatinosa al menos una cuarta mayor que yo me devolvió a la realidad.

Una iracunda mole de grasa de ojos saltones y tentáculos donde debía tener los labios, regurgitaba algo que, por su expresión y ademanes amenazantes, no debía de ser nada bueno. Louis reaccionó rápidamente, intercediendo por mí en un idioma que desconocía que utilizase.

- ¿Estás bien?.
- Sí, pero… estoy al tanto de la existencia de otras razas por lo que conozco de las colonias pero ésto…
- Sí, yo opino lo mismo. Ten más cuidado, Tyrran. Algunos de estos tipos no tienen mucho sentido del humor. No te alejes de nosotros, ¿vale?.

Recuerdo que cuando comencé a integrarme en la vida de la colonia lo que más me costó fue acostumbrarme a la lentitud y la paciencia que hay que tener con todo lo relacionado con el cultivo de la tierra; pero la paciencia que has de tener para ver crecer un árbol frutal no te prepara para la exagerada burocracia de un espacio-puerto. Louis y Sam pasaron largos minutos tratando con el personal de la aduana para luego tener que discutir y negociar con media docena de intermediaros que se llevaran una sabrosa tajada de nuestros productos; pero Sam parece hasta feliz haciendo ésto. Nació para regatear. Es un tipo encantador y es imposible que no te caiga bien. Me sonríe y hace un signo de victoria con sus manos. Todo sale como él había previsto.

Mientras Sam termina de cerrar el trato regreso con Louis a la lanzadera. Hay que preparar la mercancía para que el personal de carga del espacio-puerto la recoja. El gentío se aparta mientras una de las grúas-araña atraviesa las pistas hacía un carguero. Nos quedamos contemplándola a su paso cuando oigo un crujido. La araña tiembla, trastabilla y parece perder el equilibrio. El contenedor bajo su cabina se mueve con violencia. Los gritos de pánico de la gente casi no me dejan oír el crujido de las fijaciones de la carga al romperse.

El contenedor comienza a caer. Reacciono por instinto. Salto por encima de Louis mientras ella inútilmente se agazapa esperando amortiguar el daño que le pueda ocasionar. Trato de alcanzar la posición más elevada posible y rezo a los Dioses para tener la fuerza suficiente. “Nadie va a morir hoy, si puedo evitarlo”, murmuro para mí con más fe que convicción. Mis músculos gritan de dolor por el esfuerzo del impacto, lo suficiente para no percatarme del vendaval que ha pasado junto a mí, llevándose con él a la gente que había alrededor.

Y después del dolor… silencio. Y del silencio a un leve murmullo que crece y estalla en aplausos. Me duele todo el cuerpo pero lo he conseguido. Detuve el choque del contenedor. Con esfuerzo lo elevo sobre mi cabeza, buscando un lugar donde depositarlo y que no haga daño a nadie. La gente se agolpa a mi alrededor. Me felicitan, me dan las gracias (o eso entiendo) mientras me zarandean de un lado para otro. Yo trato de encontrar a Louis y la localizo a unos 50 metros, asustada y con la cara pálida. Había oído de mi fuerza extraordinaria, pero hasta este momento nunca me había visto hacer uso de ella. Se funde conmigo en un abrazo mientras me da las gracias entre sollozos. Yo sólo me pregunto quién ha podido sacar a tanta gente de en medio en tan poco tiempo.

- Bartholomew Allen, estoy muy orgullosa de tí- dice la abuela Iris mientras le planta un beso en la mejilla-. Ven, ya hemos arreglado los pasaportes. Buscaremos un transporte que nos lleve a la ciudad.

“Ésta ha sido por tí, papá” piensa Bart mientras se alejan adentrándose en la Terminal.

La puerta de la cantina se abre con estruendo mientras una multitud irrumpe con vítores arrastrando a un joven humanoide en medio de todo. Si no estuvieses tan bebida dirías que el joven está demasiado abrumado, sin saber cómo reaccionar ante tanta efusividad. ¿Una estrella de la holo-visión?. No lo crees. Con esas pintas imposible. Y un tipo de esa clase nunca entraría en un sitio así.

Pides otra copa mientras intentas concentrarte para oír tus pensamientos. Estos chicos con sus gritos son mejores que la bebida, si lo que quieres es terminar atontada… pero el problema es que ya llevas demasiada copas y tanto grito te está haciendo explotar la cabeza. ¿Qué ha pasado?. Algo de una grúa rota y algo sobre que este tipo ha levantado un contenedor de carga él solo… ¿En serio?. Cualquiera lo diría con lo enclenque que parece. Te tomas otra a su salud.

El trago te quema la garganta mientras inicia su camino hacia el estómago y, por un momento, dejas de estar en una cutre cantina de espacio-puerto perdida en medio del cosmos. Los gritos que oyes no son de estibadores alienígenas que apestan a heces de ganado. Por un momento, vuelves a estar en el bar de la Pacífica , junto a tus compañeros de escuadrilla, tomando cerveza hasta que perdíais el sentido después de alguna escaramuza contra los Khunds, el Dominion o cualquiera que intentase amenazar la integridad del espacio de los Planetas Unidos. Érais jóvenes. Érais los mejores. Hasta que la cagaste, Celeste. Hasta que tú la cagaste y todos murieron.

Sales violentamente del local derramando por el suelo el contenido de la botella. Tratas de escapar de la vergüenza que sientes, como si corriendo más rápido pudieses escapar de ella. Llevas haciéndolo desde entonces pero aún no te has dado cuenta de lo inútil de tu esfuerzo. Te tambaleas por el callejón contiguo a la cantina, intentando esconderte entre los contenedores de basura pero pierdes el equilibrio y terminas tropezando, cayendo entre la basura. ¿Por qué levantarse, Celeste?. ¿Por qué no quedarte ahí parada, como la basura que eres?. Quizás por fin has encontrado tu sitio. No, tu sitio debería estar con ellos. Aquel día tú también moriste con ellos.

Por un momento te detienes. ¿Qué es esa luz que has visto en el cielo? ¿Realmente la has visto o se trata de otra alucinación producto de la bebida? Otro no lo hubiera dado importancia, pero otro no tiene tu instrucción. Es algo que tus instructores llamaban instinto y que dijeron que podría significar para tí la diferencia entre la vida y la muerte. Y el tuyo te está diciendo que esas luces del cielo no pueden significar otra cosa más que problemas.

Esos destellos que has visto en el cielo tenían toda la apariencia de saltos FTL a nivel atmosférico. Se trata de una maniobra muy poco habitual entre los pilotos civiles por lo dificultoso de la maniobra, debido a la influencia de la masa del planeta a la hora de salir del salto y por el castigo inútil al que sometes a la nave. Sólo alguien que intentase burlar los sistemas de detección del planeta intentaría algo así. Los sistemas de alarma saltarían demasiado tarde, cuando las naves ya estuviesen casi al nivel del planeta.

“ATENCION-ATENCION: CONTACTO NO IDENTIFICADO EN RUMBO DE APROXIMACIÓN. SALTO NO AUTORIZADO. SE RECOMIENDA ESTACIONES DE COMBATE.”

Transcipción de los registros de la colonia 298604 FECHA 404057.08


Corres desesperada hacia la oficina de aduana. ¿Dónde estará?. ¡¡Dioses!!, si no hubieses bebido tanto quizás tu cabeza dejaría de dar tantas vueltas y podrías ubicarte. ¿Por qué nadie se quita de en medio?. ¿No lo ven?. ¿Nadie lo ve?.

- ¡¡¡¡ Van a atacarnos!!!!. ¡¡¡¡¡Tienen que salir de aquí!!!!. ¡¡¡Pidan ayuda!!!- zarandeas violentamente a un transeúnte que pasa justo a tu lado.
- ¡¡¡¡Maldita borracha!!!!… ¡¡Déjame en paz!!– te increpa mientras te empuja hasta el suelo.

Desde el suelo, manchada de barro, con un hedor mezcla de basura y alcohol, te das cuenta que por más que lo intentes no podrás evitarlo. Ya es demasiado tarde.

Dos explosiones lejanas dan inicio al infierno. Un carguero que intentaba despegar en ese momento ve cómo estallan sus motores sin poder hacer nada por evitarlo y se precipita sobre las pistas. Una docena de fighters sobrevuelan el espacio-puerto dejando caer cargas explosivas por doquier, provocando el pánico en toda la zona. Las pistas, hasta ahora abarrotadas de comerciantes, se convierten en una estampida descontrolada de gente tratando de encontrar en vano una posición segura. La gente se atropella, se pisotea, provocando, seguro, más heridos en esta huida desesperada que por las armas. Ellos cuentan con eso. Como un cirujano con un escalpelo, las cargas inutilizan la poca resistencia que se podía ofrecer. El puesto de la Policía Científica vuela con la quinta explosión. Algunas grúas-araña se desploman sobre la multitud abatidas por el fuego enemigo. Antes que cualquiera de las naves coloniales con capacidad de fuego fuese capaz de reaccionar, los atacantes ya se habían dado buena cuenta de ellos.

- ¡¡Saqueadores!!- maldices.

Pronto la nave principal hace acto de presencia sobre el terreno. Es un modelo khund anticuado, seguramente adquirido en el mercado negro o rescatado de algún desgüace estelar. Esta gente son los carroñeros del espacio. Se aprovechan de las migajas que dejan los más fuertes y luego atacan a los más débiles. Muchas veces fuiste tras ellos cuando eras un piloto. Tu misión era detenerlos y darles su merecido; pero eso eran otros tiempos… ¿o no?.

¡Vamos Celeste!. ¡Reacciona!. ¿No lo recuerdas?. Tu última misión fue una cacería de saqueadores. Tus amigos murieron por su culpa. ¿O fue por la tuya? No importa. Por primera vez, tendrás la oportunidad de desquitarte. Sí… claro que lo harás. Y sólo esa idea renueva tus energías.

Algo más te ocurrió aquel día, Celeste. Casi no te atreviste ni a comentarlo. Te hubiesen tratado de loca. “Una alucinación post-traumática”, dijeron; pero tú sabes que mentían. Aquello que fueron a investigar no era una partida de saqueadores. Aquella luz verde… y aquellos rostros. Algo te hicieron. Y gracias a ellos tú hoy te vas a poder vengar.

Con una sonrisa en el rostro te elevas en el aire. Un fuego abrasador cubre tus manos pero no te quemas. Y descargas toda tu fuerza sobre el fighter más próximo, volándolo por los aires.


La primera explosión hizo saltar todos los cristales de la zona de embarque del espacio-puerto. Por instinto, “cambio de velocidad” y los cristales que vuelan por todos lados comienzan a detenerse en el espacio, dándome la oportunidad de ocuparme de ellos y evitar que hieran a la abuela Iris; pero por muy rápido que sea, no puedo salvar a todos los que se encuentran alrededor y tengo que contemplar horrorizado cómo una bola de fuego destroza a más de una docena de personas sin que pueda hacer nada por evitarlo. Gracias a mi velocidad tengo tiempo de memorizar el más mínimo detalle de sus muertes. Ellos perdieron la vida en un segundo, pero para mí han parecido horas.

- ¡¡Bart!!. ¡¡BART!!. ¿Qué te ocurre, cariño?. Por los Dioses, ¡¡¡REACCIONA!!!– me zarandea mi abuela Iris mientras intenta por todos los medios sacarme del shock.
- Abuela… los cuerpos… los niños… todos muertos… y no podía hacer nada…-balbuceé.
- Lo sé, cariño. Sé que esto es demasiado horrible pero ahora dependemos todos de ti. No puedes derrumbarte ahora. Tu padre también pasó por situaciones como ésta y siempre sabía salir adelante. Era cuando demostraba a todos que era una héroe, ¿lo entiendes, verdad?.

Pensándolo fríamente que mi abuela dijese esas cosas era una auténtica guarrada, pero creo que era exactamente lo que necesitaba escuchar. Me permitió centrarme un poco y reaccionar por fin.

- C-Claro que sí, abuela. P-pero, ¿cómo puedo…?.
- Ssshhh… Sólo haz lo que tú sabes hacer mejor. El resto vendrá solo…

Comenzó a oírse ruido al fondo de la sala. Algunos policías intentaban hacer frente a algún tipo de atacante a pie, mejor armados y más numerosos que ellos. No tendrán ninguna oportunidad… salvo si estoy yo. Antes que esos… malnacidos se den cuenta, los dos oficiales desaparecen delante de sus ojos. Llevo a cuanta gente puedo junto a ellos, lo más alejados posibles de los atacantes.

- Saquen a toda esta gente de aquí, ¿me ha entendido?.
- P-pero… ¿¿los saqueadores…??.
- Yo me ocuparé de ellos- les digo con un guiño a mi abuela.

De regreso a la entrada de la zona de embarque recojo varias piedras y fragmentos intentando no mirar a los cadáveres que hay desperdigados. Eso alimenta más mi determinación y decido arrojarlos con super-velocidad contra los atacantes, que desconcertados se enfrentan a una inesperada lluvia de metralla. Eso les obliga a refugiarse, dando tiempo a los demás a salir del edificio.

- ¿Cómo le puede dejar ir así… solo?.
- Es un héroe. Lo lleva en la sangre.

Iris lo dice en alto, sabiendo que yo lo oiré. Me giro a tiempo de ver cómo me devuelve el guiño.

Mantengo el fuego con la misma intensidad todo lo que puedo, pero pronto se me terminarán los proyectiles. Recuerdo las historias de mi padre, cómo corría tan rápido que nadie podía verle, cómo jugaba con los criminales quitándoles las armas, dejándolos con cara de estúpidos delante de él desarmados. Dioses, es tan divertido…

- ¿Buscabais algo, zoquetes?- les digo rodeado por sus armas.

Algunos se enfadan e intentan atacarme. ¡Son como estatuas de piedra en un museo!. Zumbo entre ellos, esquivando sus torpes golpes con una facilidad pasmosa. Esto es casi mejor que los holo-juegos… salvo que no se trata de un juego. En medio de mi regocijo ante tanta superioridad, siento la presión del cañón de un arma láser en mi espalda.

- Se te ha acabado la suerte, jovencito- ríe el saqueador mientras apunta a mi cabeza. Creo que el juego se ha acabado…

Un fuerte crujido termina con la tensión de la escena. Una pequeña nave ha atravesado el techo hasta el interior del edificio, derrumbando parte de la estructura sobre nosotros. Eso me ha dado el tiempo suficiente para reaccionar y largarme zumbando, aplastando a los atacantes bajo toneladas de escombros.

Creo que hoy ha sido mi día de suerte. Una advertencia para que la próxima vez tenga más cuidado. Miro hacia atrás y veo cómo mi abuela y el resto de los civiles han podido abandonar el edificio. Fuera aún se oye el ruido de la lucha. Alguien le está haciendo frente con ganas a esta escoria del espacio; pero los chicos de la P.C. no deberían tener tanta fuerza. Entonces, ¿quién?.


Las primeras explosiones terminan con la fiesta en la cantina antes de lo que estaba planeado. Las siguientes hacen que cunda el pánico y que todos huyan en busca de refugio sin pensar en nada más.

- ¡Louis! ¡Louis! ¡¿Dónde te metes?!– grito, aunque apenas se me pueda oír entre tanta confusión. Por fin la veo, arrastrada por la muchedumbre mientras busca refugio. Gracias a mi fuerza, no soy arrastrado como ella y consigo ponerla a salvo antes de que fuera aplastada.- Vamos, tenemos que encontrar a los demás y salir de aquí lo antes posible.

Si el interior de la cantina era un caos, la situación en el exterior no era mucho mejor. La gente corre en todas direcciones intentando escapar del bombardeo indiscriminado de varios cazas que, una vez inutilizado cualquier sistema de defensa que tuviese el espacio-puerto, procura mantener y alimentar la confusión que reina en el lugar. La zona de carga apenas ha sido atacada, pues correrían el peligro de dañar el botín que supone el cargamento de todas estas naves. Puedo ver cómo algunas de las naves de los saqueadores están realizando maniobras de aproximación a las lanzaderas, facilitando el descenso de tropas de asalto. El viejo Hank está solo en la nave. No tendrá ninguna oportunidad.

- Louis, escúchame atentamente…
- ¡¡No me dejes sola, por favor!!!
- ¡ESCÚCHAME TE DIGO!. Sam estaba en la Central, lejos de donde estos tíos están atacando. Pero Hank está sólo, y en medio del ataque. Si no vamos a buscarle lo más seguro es que lo maten, ¿lo entiendes? Si te alejas de aquí, podrás estar a salvo, pero yo tengo que ir a buscarle…
- T-tienes razón. Pero ten mucho cuidado, ¿vale?– me responde llena de miedo.
- Espera a mi señal para poder salir…

Atravieso el campo abierto hasta los restos de una grúa-araña que descansa en el suelo tras ser derribada por un disparo de caza. Espero el momento justo. Uno de los fighters, que bombardea la zona, hace su última pasada y evoluciona para entrar de nuevo en vector de ataque. Me meto debajo de la chatarra contando los segundos que quedan hasta que el piloto se aproxime. El zumbido de su motor le delata. Flexiono los músculos levantando la grúa sobre mi cabeza y la arrojo hacía él. ¡BIEN!. No consigo un blanco pleno, pero he golpeado su nave lo suficiente para obligarle a realizar un aterrizaje forzoso justo en la dirección en la que sus tropas descendían.

- ¡¡AHORA!!!.¡¡Sal de aquí!!- le indico a Louis, que escapa despavorida.

Una vez comprobado que sale de la zona a salvo, me lanzo a toda velocidad hacia la batalla. Mis músculos se tensan. Mi corazón late con más fuerza que nunca. Una euforia, una alegría inexplicable me invade. No entiendo estas sensaciones, pero me siento más vivo que nunca… ¿A que será debido? Ahora no importa. Un grito de furia animal sale de mi garganta mientras salto sobre los soldados desprevenidos.


Graark el Rojo, no está satisfecho. Lleva planeando este golpe hace semanas. El espacio-puerto mantenía una guarnición mínima de PC’s para defenderlo. Las naves de los colonos son todas viejas y su armamento, obsoleto. Los cargueros espaciales que llegan a estas zonas disponen de un armamento mínimo para poder maximizar el espacio de carga. Se trataba de un golpe fácil y rápido. Sus hombres están preparados y si la idea del abundante botín que guardan en esos contenedores no era suficiente aliciente para hacer un buen trabajo, todos tenían por seguro que morirían en sus propias manos si no lo hacían bien.
Entonces, ¿por qué van con tanto retraso?.

- Informe de procesos- gruñe a sus oficiales.
- Los grupos 1 y 3 informan de poca o nula resistencia dentro del Norkova; el grupo 4 está tomando el control de los silos de combustible. Los grupos 5 y 6… informan de fuerte resistencia en la zona oeste. Solicitan refuerzos.
- ¡¡¿¿ REFUERZOS??!!!. ¡¿Me está diciendo que son incapaces de ocuparse de unos colonos palurdos?!. ¡¡Malditos sean!!. ¡Póngamelos en pantalla!- ruge Graark.

Las pantallas se iluminan para mostrar la escena: la tripulación de Graark se ven sobrepasados por un joven humanoide que, con las manos desnudas, hace estragos entre sus filas haciendo gala de una fuerza y destreza en combate como pocas veces había visto. Por mucho que los piratas le superen en número y potencia de fuego, el joven es capaz de destrozar con sus manos desnudas cualquier barricada o vehículo que se le ponga a su alcance.

- ¡Baterías de proa!. ¡Apunten al objetivo!. ¡Fuego a mi señal!.
- ¡Sí, señor!.
- ¡¡FUEGO!!.


Una vez consigo abandonar los restos de la Terminal trato de encontrar el rastro del grupo de mi abuela, pero el gentío que huye de la zona de combate es inmenso. Incluso a mí me resulta difícil conseguirlo a pesar de mi velocidad. Y además, no puedo ignorar a la gente que corre peligro a mi alrededor, no después de lo que he tenido que ver. Si está en mi mano, nadie correrá el mismo destino que los pobres inocentes de la Terminal. Así que continúo moviéndome sin parar, despejando el camino de los colonos de saqueadores, allí por donde éstos intentaban escapar o me dedico a rescatar a aquellos que, debido al gentío incontrolable, están en peligro evidente de sufrir algún daño.

Y mientras corro pienso en papá. ¿Era así como te sentías?. La responsabilidad del poder. El poder influir en el destino de los demás. Que dependan tanto de ti, la vida o la muerte de los demás… ¿Cómo lo conseguías, padre?. ¿Cómo podías soportar el ver que por más rápido que corras no puedes salvarlos a todos?. Destrozado, hinco la rodilla en el suelo mientras me derrumbo, desconsolado, al pie de lo que, hasta hace unos segundos, era un grupo de quince colonos. ¿Y si mi abuela… hubiese estado ahí??.

- ¿Bart??. Oh dioses, Bart… Creí que te había perdido.

Me doy la vuelta para contemplar a mi abuela, Iris, sana y a salvo. Nos fundimos en un abrazo y ambos rompemos a llorar, completamente asustados y felices por habernos encontrado.

- Dioses, abuela… Por más que corría no te encontraba… y sólo veía gente pidiendo ayuda y no podía ayudarles a todos…
- Lo sé, pequeño. Sshhh… no te preocupes. Ya todo pasó y ahora estamos juntos, ok??. Desahógate, pequeño…

Entonces se hace el silencio. La poca luz solar que atravesaba las intensas humaredas generadas por los fuegos y las explosiones, queda eclipsada por la inmensa nave nodriza de los saqueadores que, suavemente, planea sobrevolando el espacio-puerto. Todos en ese instante contenemos la respiración, temiendo que ahora viniesen por nosotros. Pero la nave pasa de largo… hacia la derruida Terminal.

- ¿Qué te ocurre, Bart??. Pareces inquieto– dice Iris.
- Van a por él, abuela. La nave se dirige hacia ese hombre…- me detengo unos segundos a pensar- ¡Si le atacan con esa nave no podrá sobrevivir!.

Y por un instante mi abuela y yo intercambiamos miradas y no necesitamos decirnos nada más. Ambos sabemos que sólo yo puedo hacer algo para evitarlo. Y no sólo puedo hacerlo, sino que debo hacerlo. Me acerco y le doy un beso en la mejilla antes de desparecer corriendo hacía el interior del espacio-puerto.

- Que los Dioses te guarden, pequeño…


No puedo explicarme lo que me ocurre. Cualquier otro que se encontrase así, solo, contra una docena de hombres fuertemente armados, debería estar aterrado, pero no es así. Desde el momento que hago la primera finta, que lanzo el primer golpe, algo se…”conecta” en mi mente. Mis ojos se mueven con velocidad, adivinando por dónde van a venir los próximos ataques; en mi mente vuelan las miles de formas en las que puede desarrollarse el combate, buscando siempre la más beneficiosa; mis manos y pies reaccionan con velocidad, con seguridad, dando cuenta rápidamente de mis enemigos mientras mi cuerpo se desliza entre el fuego de sus cañones. Primero uno, luego dos, tres, cinco, siete… el número de piratas que quedan a mis pies aumenta sin cesar, no importa con que me ataquen: cuchillos, garrotes, pistolas láser, cañones de plasma… Siempre encuentro el modo de evitar sus ataques y de que sean ellos los que terminen aplastados por mis puños.

Entonces todo cambia a mi alrededor. El espacio-puerto desaparece, sustituido por otro campo de batalla en algún lugar muy-muy lejano. Hasta donde alcanza la vista hay ruinas en llamas, cuyo humo ennegrece un cielo con tres soles. A mis pies, la tierra regada en sangre está cubierta de cuerpos mutilados. Y yo me horrorizo, me horrorizo al darme cuenta que una parte de mí se regocija en semejante masacre.

“¡Basta! ¡Esto no es real! ¡NO ESTA PASANDO!!”, me grito a mí mismo intentado volver a escapar de esa alucinación. Una nube de humo eclipsa uno de los soles…¡¡NO!! Es una nave que sobrevuela el espacio-puerto por encima de nosotros. Un destello procedente de ella me deslumbra. Mi cuerpo grita que huya de allí, que escape rápido… pero no hay suficiente tiempo.

Y entonces un vendaval atraviesa el campo de batalla….


Dioses, creo me duele todo el cuerpo… pero soy feliz de que así sea. Eso significa que estoy vivo, dolorido pero vivo. El aire es espeso, lleno aún de polvo procedente de la explosión. Toso mientras intento adivinar cuál es mi situación, totalmente desorientado.

Recuerdo haber corrido como nunca lo había hecho en mi vida, atravesando el campo de batalla hacia el joven luchador. Había visto a la nave volar hacia él abriendo sus puntos de fuego y hacer un disparo. Aceleré más aún, intentado adelantarme al proyectil, pero no estaba seguro de poder alcanzarle a tiempo… pero parece que lo conseguí, justo a tiempo para que sólo nos alcanzase la onda expansiva, alejándonos a ambos varias decenas de metros del grueso de la explosión.

Los escombros se movieron debajo de mí. Parece que el joven también había sobrevivido. ¡Eh, es la primera vez que salvo una vida!. Mareado aún, trato de ayudarle.

- ¡Eh, amigo!. ¿Estás bien?. Déjame que te ayude…

Los escombros vuelan por los aires mientras el joven se libera. A duras penas puedo esquivarlos. Estoy tan atontado que no he podido ni “cambiar de velocidad”. Estoy a punto de caer cuando el joven lo evita sujetándome el brazo… sólo para encontrarme su puño a punto de estamparse en mi cara. Una ira asesina inunda su mirada pero su expresión cambia, volviendo la ira en miedo. Me suelta y retrocede totalmente aterrorizado. Sinceramente, este chico no está bien…


Graak observa con satisfacción cómo la zona en la que se desarrollaba la batalla salta por los aires. Es posible que haya perdido a algunos de sus hombres en la explosión, pero eso le enseñará a los demás que Graak el Rojo no tolera los fracasos. Así se extenderá más aún la fama de su crueldad y el miedo es el modo más rápido de obtener respeto.
Pero antes de que pueda volver a tomar asiento en su asiento de capitán, una explosión sacude su nave, haciéndola zozobrar.

- ¡¡PRIMER OFICIAL!!. ¡¿Qué demonios está ocurriendo?!!.
- ¡Brecha en el casco, señor!. ¡Daños en cubiertas 6, 5, 4 y…

La compuerta del puesto de mando salta por los aires. Graak consigue saltar lo suficientemente rápido como para evitar que la metralla lo alcance, cubriéndose detrás de una mampara. Muchos de sus oficiales no tienen esa suerte. Desconcertado, coge su arma, tratando de reponerse de la sorpresa. Hará pagar al responsable de ésto pero no estaba preparado para ello.

A través del boquete dejado por la explosión de la compuerta, una joven humana permanece en pie, rodeada por un fuego de color verde que la cubre por completo. La energía parece bailar sobre su cuerpo, con llamaradas que surgen y mueren en sus puños, más brillantes por la cantidad de energía allí acumulada. Una sonrisa socarrona aparece en su rostro.

- Venga. Alégrame el día…


“ULTIMA HORA: Informes sin confirmar llegados a la Central desde los Mundos Coloniales informan de un ataque de saqueadores estelares rechazado por tres jóvenes con superpoderes.

¿Nos encontramos ante un resurgimiento de la Legion? No tenemos datos confirmados.

OMNINET NEWS BULLETIN”


Y este es el final de la historia. Básicamente sólo me dedico a presentar a los personajes principales, núcleo de lo que más tarde debería convertirse en la Legión protagonista del título. Al utilizar personajes “nuevos” quería marcar una diferencia con la etapa anterior de la colección oficial, aunque su historia derive directamente de ella. Cronológicamente nos encontramos después del polémico Five-Years-Gap, donde el tandem Bierbaum-Giffen quisieron darle un toque más adulto a la colección con un salto temporal de 5 años al estilo del One-Year-Later. Esta Legión es la de toda la vida, la publicada por la añorada Zinco allá en los ochenta, la malograda por las Crisis y su incapacidad para adaptarse al nuevo status tras dicho evento (¿no se podría haber hecho un retcon como el resto del universo DC? ¿Porqué verse obligado a realizar continuos retcon que sólo han sabido minar la franquicia?) En esta propuesta, la Legión se separó después de las Guerras Mágicas del mismo modo que lo hizo en la continuidad oficial, pero nunca regresaron. Todos han continuado con sus vidas fuera de la Legión y nada ha conseguido reunirlos de nuevo. Eso había hecho que el futuro del UDC fuese más oscuros y los Planetas Unidos menos poderosos e influyentes. Es en este momento de necesidad que la aparición de estos nuevos héroes-a-la-fuerza generaría una ola de esperanza, forzándoles a asumir un legado para el que no están en absoluto preparados. La utilización más delante de otros legionarios veteranos (en la siguiente historia aparecería el mismísimo Cósmico) con todo el bagaje de lo ocurrido en la continuidad normal (la guerra Imsk-Braal, por ejemplo) fue lo que provocó el final prematuro de la misma

Para aquellos que sois lectores habituales de Action Tales, ésta era la propuesta que había realizado y que se anunció ya hace dos años casi. Como he dicho anteriormente, todo el background que no podía obviar de los personajes, así como la aparición de la Legión de la mano de otro autor, integrándolos de una manera mejor con el resto de las series, hizo que retirase mi propuesta. De todos modos, desde aquí quiero agradecer a Raul Peribañez y Miguel Angel Naharro el tiempo y la atención dedicada a ver como encajar con las demás mis ideas.

Espero que hayais disfrutado de la historia tanto como yo lo hice creándola

Atómicos saludos!

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